Antropología · política · Prehistoria

Paleocommie vs posmoprogre

Después de los nazbols del Frente Obrero que se pasean por las colonias con banderas españolas en plan imperialista ultraviolento, después de estado policial de la burocracia PSOE y los agentes de Gladio tipo Yolanda Díaz cayendo en paracaídas de ninguna parte para llegar a parte ninguna… lo que más me mosquea de «la izquerda» es la postmoprogresía.

Es gente que cree que un laberinto mental se cura con castración y que hay que comer hierba porque lo dicen en las facultades de sociología y estupidologías diversas de Gringolandia. Y sabes lo peor: que muchos y muchas de ellas han sido o son aún mis amistades y que yo mismo estuve ahí con pie y medio en algún momento. Porque es un problema de buenismo, de pensamiento deseante, de bondad convertida en simpleza por moda y manipulación en última instancia.

Manipulada por esas corrientes inyectadas por la burguesía que dicen que el problema de los plásticos eres tú y no las refinerías plastificadoras o las leyes permisivas de la UE… un paso más allá y el problema del cambio climático o de la mala gestión de granjas, pesqueros y mataderos también eres tú y no el Capitalismo. Si no comes carne salvarás el planeta, tú eres Futuro Vegetal, te cuentan.

Estoy simplificando? Sí, seguro, esto da para muchas horas, días y años incluso de seminarios y debates en todas las esquinas del laberinto postmoprogre, pero se me acaba la tinta por así decirlo y en algún momento tengo que hablar, no del postureo de gominola sino del comunismo y de sus raíces paleo. Si Marx viera lo que la CIA ha hecho de su «homo novus» (o «mulier nova» o lo que sea), le daría la razón a Bakunin… porque en este tema Bakunin tenía más razón, hay que reconocerlo: no somos pizarras en blanco, tenemos profundas raíces genéticas, biológicas y por lo tanto en algún grado psicológicas y sociales en nuestra historia evolutiva, manifiesta en el Paleolítico, en el comunismo primitivo.

Quienes hemos optado en alguna medida por reconocer y redescubrir estas raíces profundas de nuestro ser individual y colectivo, que hemos llegado a entender cómo el Terratenientismo Patriarcal lo destruyó todo mediante violencia codificadora que está siendo descodificada por la corrupción capitalista (y aquí es donde ancla la derecha reaccionaria más honesta: les molesta profundamente esa descodificación, desean volver a un orden medievalista que no puede retornar ya, los y las fascistas también son unas ilusas), sabemos que no vale con inventar, con imaginar, con desear… hace falta retornar, reconstituir un ser humano y una sociedad humana, no en el Medievo fascista ni en el Neolítico hippie, sino en el Paleolítico que es nuestra raíz auténtica y la causa de nuestro deseo de comunismo, libertad y verdad, que emerge una y otra vez de muchas maneras a pesar de las recodificaciones (lavado de cerebro) y de las confusiones.

No es que vayamos a poder volver al Paleolítico, por supuesto, eso es imposible ya, algo de adaptación, algo de «homo novo» tendrá que haber. Pero debe ser un «homo novo» claramente arraigado en nuestra Paleo-realidad, en nuestro Paleo-fundamento, no es meramente una «pizarra en blanco». Y en el Paleolítico no había gominolas, ni tampoco vegetas (eso es al menos Neolítico), ni trans (eso emerge claramente del Patriarcado y su establecimiento de roles de género casi obligatorios).

En realidad todas estas exploraciones, estas descodificaciones confusas y buenistas, se quedan muy a medias y por lo tanto causan más problemas de los que resuelven. Quizá sean transiciones necesarias en el proceso de descodificación capitalista mediante la corrupción y la manipulación oportunista y corto-placista (vide Deleuze & Guattari, «El Anti-Edipo) pero no son en sí avances revolucionarios, sino «otra cosa», en gran medida una pérdida de tiempo y una cuña divisionista y sectorialista en la confusamente llamada «izquierda».

Al final la buena dieta es la que es alta en productos animales y baja en hidratos de carbono, sobre todo semillas (que causan la mayoría de los problemas de salud, desde caries a celiaquismo, pasando por obesidad y diabetes). Al final la solución a los roles de género es la abolición (y no la alteración médico-farmacéutica) de los roles de género (excepto obviamente por lo que es la determinación biológica, que no tiene vuelta de hoja, nos guste o no). Al final la solución incluso al mega-problemón de los y las refugiadas es la revolución comunista global… y no la caridad corto-placista que sólo genera mano de obra casi esclava para el Capitalismo.

Aunque no podamos volver al Paleolítico, es muy necesario reivindicar esos cimientos y ponerlos en el centro del debate y de la organización proletaria misma. Es muy posible que fuera ahí donde se perdiera el Marxismo ya en 1872, y es muy posible también que el Anarquismo se perdiera en la granja neolítica idealizada (en la que hay aún algo de comunismo primitivo a veces pero no es la raíz ya, sino un parche, y en todo caso no era vegeta y ya causaba problemas de salud, como está documentado en el registro arqueológico y paleontológico).

En todo caso es normal que estemos perdid*s, porque incluso hoy día nuestro conocimiento de las raíces paleolíticas es limitado y apenas se discute siquiera. Pero es ahí donde existe el ser humano genuino, el comunismo originario al que tanto deseamos volver. No podemos constituir el nuevo comunismo si no entendemos esto y planificamos para crear una nueva sociedad (que tiene que ser nueva inevitablemente) basada en esas raíces y no en meras fantasías confusas de la terrible transición neolítica (primero) y patriarcal (después).

Es un debate necesario e ineludible. Hay que ser radicales, no podemos ser otra cosa si queremos triunfar. Y muy posiblemente otro fracaso sólo supondrá la extinción, así que a radicalizar, sin miedos y sin censuras.

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