filosofía · guerra de clases

El Bien y el Mal (o por qué somos comunistas libertarios por instinto)

Ahora que ya soy medio-viejo os puedo contar lo que aprendí de manera espontánea cuando tenía unos 15 años, algo que considero aún absolutamente cierto y, que cuando pienso en ello no puedo sino ratificarme porque sigue teniendo todo el sentido.

Los tres pilares del Bien son la verdad, la libertad y la justicia social.

Lo puedes escribir con otras palabras: verdad puede ser ciencia u honestidad, libertad puede ser democracia (real) en muchos contextos y a la justicia social yo prefiero llamarla comunismo o a veces socialismo, que incluye al comunismo pero es más genérico.

Existen en consecuencia también los tres abismos del Mal: la mentira, la opresión y la explotación. De nuevo pueden ser renombrados según contexto, por ejemplo la mentira es la propaganda o el dogma, pero en general la acumulación de estos tres crímenes es equivalente a lo que solemos llamar fascismo, que es tan malo malasombra que es disfuncional y sólo lleva al desastre más absoluto.

Y me dirás: pero tú estás siendo dogmático. Y te responderé: de verdad quieres que abrace o tolere la opresión, la explotación y la mentira? No digo que a veces no se tenga que tragar con ello por circunstancias, la vida es muy complicada y venimos de donde venimos: unos cinco mil años de maldad con limitados oasis de bondad, generalmente arrancados por durísimas luchas, pero no pueden ser una guía ética, ni individual, ni colectiva.

En el fondo esto debe ser herencia innata de esa inmensidad evolutiva prehistórica como cazadores-recolectores que no podían sino ser así, ya que era imposible coartar la libertad, tanto de los individuos como de los grupos, era imposible no cooperar con tu colectividad, de la que dependías sí o sí, era imposible explotar a otras personas de manera significativa y era absurdo mentir sobre lo que habías descubierto al otro lado de la colina o sobre el arte de matar y descuartizar a un jabalí, conocimientos que sólo podían ser útiles cuando se extendían al grupo.

Es por esto que somos comunistas, que somos libertarios y que somos filósofos o científicos: es nuestra naturaleza. A base de hostias acumuladas parece que alguna gente ha aprendido lo contrario: quizá el instinto de grupo, de encajar, predomine sobre la ética innata colectivista y libertaria, en el caso de las personas psicópatas (incl. la llamada personalidad maquiavélica) es probable que hayan sido seleccionados positivamente por milenios de explotación y opresión terratenientista-patriarcal y que, como ocurre en muchas otras especies, se haya creado un equilibrio dinámico entre parásitos de la propia especie y cooperantes (necesariamente la gran mayoría pero que los psicópatas tratan como al ganado).

Recuerdo una vez que mi viejo me soltó una de esas chapas que los padres sueltan a los adolescentes tratando de encarrilarlos y me dijo muy enfadado que yo no era siquiera inmoral, sino supuestamente amoral. Entonces no supe qué decir pero claramente el problema es que yo no seguía ya entonces su moral de mentira, sus diez mandamientos y demás chorradas (o maldades incluso) del terratenientismo patriarcal heredado, sino que ya me guiaba (a veces de forma trastabillante o incoherente quizá) por mi propia ética que apenas entonces estaba desarrollando pero que ahora reconozco como un absoluto universal humano y humanista.

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