Para Marx la simplificación de clase por la deposición más o menos forzosa de las varias clases o subclases productoras en el contexto urbano como proletarios es la semilla de la revolución comunista. Sin embargo hay problemas serios, primriamente la ausencia de una sociedad propiamente dicha, de un tejido social o para ser exacto: socio-económico (porque la sociedad es en gran medida economía, seamos materialistas) propio de la clase proletaria. En la época del obrero masa y la fábrica disciplinaria (Fordismo, c. 1908-68) esta sociedad paralela o contrapoder se construyó mediante los sindicatos y partidos de masas… pero en la época del obrero social y la fábrica difusa parece que el contrapoder se ha diluido en la «sociedad» burguesa.
Reconstruir esa socio-economía autónoma del proletariado es absolutamente necesario para que la clase obrera sea clase para sí, contrapoder autónomo, sociedad alternativa. Cómo hacerlo? Ni puñetera idea pero es lo que hay: sin ello el proletariado carece de estructura y por lo tanto de poder colectivo, que es el único poder que puede tener más allá de la anécdota.
La difusión en movimientos «sociales» sectoriales no sirve (se siente Autonomía Obrera) porque es fragmentaria y nogenuinamente social, no constituye en general contra-sociedad proletaria. Los centros sociales ocupados y medios de contrainformación autogestionados podrían ser excepción pero todo lo que es sectorial es sectario y no territorial y la sociedad es territorial, necesita existir a nivel de barrios (y unidades productivo-laborales), no a nivel de preferencias ideológicas. Ni siquiera es aceptable ya la fragmentación de las fuerzas revolucionarias según escuelas tradicionales o subdivisiones aún más sectarias si cabe de estas; esto no es funcional, la gente (me refiero sobre todo a las personas activistas o militantes, los líderes naturales y reales) debe dejar de pensar según dogmatismos varios y pensar sobre qué es lo que puede servir aquí y ahora para hacer o al menos preparar la Revolución Comunista a corto plazo (es urgentísimo, no vale soñar con futuros, hay que hacerlos ya).
Leninismo, Anarquismo, Marxismo, Bakuninismo… no son más que fetiches divisionistas: todas las escuelas antiguas están plagada de errores (y a veces de horrores también), también de aciertos sin duda pero son insuficientes por separado, hay que amalgamar, sintetizar, en cierta manera recuperar la Primera Internacional… pero sin social-reformistas, esos son una plaga traidora, peor que estéril: nuestros peores enemigos, casi son mejores los nazis, que al menos se les ve venir, éstos y éstas pretenden ser como tú pero te venden a la primera ocasión y encima barato, su naturaleza es acomodaticia y traicionera, ni siquiera esperan sacar algo valioso a cambio, no serían más eficaces si fueran entrenados para su labor de «oveja Judas», la que guía a las otras ovejas al matadero.
Son entrenados de todas maneras: el Régimen Burgués nos entrena a todas y a todos en las escuelas y a través de la TV sobre todo. Pero también son seleccionados a posteriori: quién engaña mejor y más barato? Adjudicado! Es la ley de la oferta y la demanda… pero hay demasiada oferta de traiciones y puñaladas traperas al parecer. En fin!
En todo caso cualquier partido o movimiento revolucionario sólo puede tener como razón de ser no su dogma de mierda, sino el logro de esa revolución y por lo tanto la constitución de una contra-sociedad proletaria tejida barrio a barrio. El partido no puede ser distinto de los soviets, sin eso el proletariado no existe «para sí», no hay contra-sociedad ni contra-poder y en consecuencia no puede haber revolución triunfante.
Además habría que plantear la guerra de clases como la guerra que es: aplicar a Sun Tzu. Pero de eso hablaremos en otro momento, simplemente una pregunta: sirven de algo las manifestaciones pacíficas o lo que hay que lograr es que el Régimen tiemble?